viernes, 25 de noviembre de 2011

Gratitud para ser más felices.

Recientemente se ha hablado de “vivir cada día como si fuera el último día de nuestra vida” entre otros, el recién fallecido Steve Jobs, la volvió a poner de moda en su famoso discurso de hace unos años y demostró que realmente vivió así y su actitud sirvió de fuente de inspiración para muchos.

Esta forma de pensar ha sido motivo de una investigación científica, para comprobar los niveles gratitud que pueden alcanzar las personas, considerando que anteriores investigaciones señalaron que la gratitud produce efectos positivos a largo plazo sobre nuestra salud y felicidad. Se trataba de averiguar si efectivamente las personas se sentían más agradecidas por lo que tenían en su vida cuando tomaban conciencia que nada es inevitable y todo es temporal y está en constante proceso de cambio. Dicho de otra forma cuando tomaban consciencia de su propia condición de seres mortales.

En primer lugar se midió el nivel de gratitud entre todos los participantes en el experimento, luego se crearon 3 grupos. El primer grupo se limitó a visualizar su rutina de vida diaria. El segundo grupo tenía que escribir sus pensamientos y sentimientos sobre la muerte y el tercero tenía que imaginarse como sería su propia muerte en un escenario de la vida real en el cual se veían atrapados en un incendio en la planta 20 de un viejo edificio de un barrio marginal que les iban describiendo los investigadores, podían intentar salir del edificio y huir del fuego, aunque lo más probable era que murieran todos quemados. Después de realizar estos ejercicios mentales, se volvía a tomar la medida de los niveles de gratitud de los participantes.

Los resultados mostraron que aquellos que simplemente escribieron sobre la muerte desde una perspectiva abstracta, no mostraron mucha más gratitud después del experimento, aquellos que tan solo imaginaron un día normal de su vida, mostraron un poco menos de gratitud al final del experimento. Sin embargo, los niveles de gratitud de aquellos que visualizaron su propia muerte, se dispararon de forma considerable. Parecía que a estas personas les había afectado profundamente el hecho de verse confrontados con su propia mortalidad de una forma muy vívida.

Los investigadores encontraron que estos resultados estaban en resonancia con las reacciones que tienen las personas que viven experiencias cercanas a la muerte o salen ilesas de alguna catástrofe y manifiestan profundos sentimientos de gratitud hacia la vida. Concluyeron que el estudio demostraba que esta gratitud es auténtica y dramática.

Si bien es evidente que no podemos pasarnos la vida imaginando nuestra muerte, lo cual podría producirnos un trauma o una obsesión, pero si que podemos de vez en cuando pararnos y hacer cada un@ el recuento de todas las cosas buenas que tenemos en la vida. Una forma práctica de hacerlo podría ser el llevar un Diario de Gracias, en el cual podemos apuntar periódicamente (cada semana, cada mes o al menos una vez al año…) todas esas grandes o pequeñas cosas que nos hacen sentir bien, que nos alegran la vida, que nos la hacen ser más llevadera en algunos casos y por las cuales queremos dar gracias. Al recordarlo podremos saborear esos pequeños momentos de belleza y felicidad en nuestro día a día. Al cabo de un tiempo comprobemos como nos sentimos…

Gracias por ser agradecidos.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Los tiempos difíciles

Un hombre vendía naranjas en medio de una carretera. Era analfabeto, de modo que nunca leía los diarios. Colocaba por el camino algunos carteles y pasaba el día pregonando el sabor de su mercancía.

Todos le compraban, y el hombre progresó. Con el dinero colocó más carteles y pasó a vender más frutas. El negocio progresaba rápidamente cuando su hijo, que era culto y había estudiado en una gran ciudad, lo fue a ver.

-Papá, ¿no sabes que el mundo está atravesando momentos difíciles? !La economía del país anda pésima!

Preocupado, el hombre redujo el número de carteles y pasó a revender mercadería de inferior calidad porque era más barata. Las ventas se derrumbaron inmediatamente.

"Mi hijo tiene razón", pensó él. "Los tiempos están muy difíciles”.

Sin comentarios…

viernes, 11 de noviembre de 2011

Mindfulness

La técnica del Mindfulness que se está empezando a utilizar mucho en psicología. Se asemeja a la meditación, aunque el significado de la palabra es algo así como “atención plena”, o “mente centrada”, pero el Mindfulness, si bien utiliza las técnicas milenarias de origen oriental como la meditación, lo hace adaptándolas a las necesidades psicológicas de las personas que acuden a terapia para superar problemas de ansiedad, estrés o depresión.

Todos hemos podido comprobar que nuestra mente vaga constantemente de un pensamiento a otro, de una imagen a otra, de un recuerdo a otro, de una obsesión a la siguiente. La incapacidad de centrar la mente en lo que necesitamos, es el origen de muchos problemas de aprendizaje, y de la mayor parte de los problemas psicológicos, como la ansiedad o el pensamiento obsesivo.

El Mindfulness, consiste en aprender a centrar la mente de forma consciente en la experiencia del presente, en el aquí y el ahora, sin ideas preconcebidas, sin emitir juicios, y sin crearse expectativas.

Esta técnica psicológica surgió en los años 70, a partir del concepto Mindfulness de la meditación budhista. En 1979 Jon Kabat-Zinn, profesor de Medicina de la Universidad de Massachusetts, inició un programa de reducción de estrés basado en el Mindfulness destinado a enfermos crónicos. El programa se sigue desarrollando actualmente con gran éxito y su impulsor ha escrito varios libros sobre el tema, algunos están traducidos al español. A pesar de su origen oriental, la técnica del Mindfulness no tiene ningún marco cultural ni religioso.

En los últimos 30 años se ha estudiado e investigado mucho sobre el Mindfulness. Dichas investigaciones demuestran que su práctica es útil en el tratamiento del dolor, del estrés, de la ansiedad, en la depresión, los trastornos alimenticios y las adicciones, entre otros problemas. También resulta útil para las personas que no tienen ninguno de estos problemas y tan solo desean mantenerse centrados y conscientes para conectar con su intuición y su creatividad, es particularmente útil para los estudiantes, pues con su práctica les resultará más fácil centrarse en sus estudios.

Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico, cambia la activación de la corteza prefrontal orientándola hacia un afecto positivo y facilita la recuperación de las experiencias negativas. Las investigaciones revelan que con la práctica del Mindfulness nos acercamos a los desafíos que se plantean en nuestras vidas. Esto es debido al aumento de la actividad de la corteza prefrontal izquierda, una zona del cerebro que nos permite centrarnos en los detalles con mayor facilidad. De modo que podemos decir que la práctica del Mindfulness nos ayuda a fijarnos más y más en los detalles de aquello que acontece en nuestra vida, ayudándonos a superar dificultades, viendo las cosas que nos ocurren con más lucidez. El Mindfulness promueve la resiliencia, una palabra que suena mucho últimamente y que tiene que ver con la capacidad de superar los problemas y dificultades, haciéndonos cada vez más fuertes.

Para la práctica del Mindfulness es importante tener en cuenta que no se trata sólo de relajarse, sino de centrar la mente. Por eso hay que evitar dormirse y es mejor la postura sentada, y no tumbarse, mantener la espalda recta, pero no tensa, apoyada contra a el respaldo de una silla o contra una pared.

Esta técnica se inicia concentrándonos en la respiración, cuando nos distraemos, percibimos esa distracción y la dejamos pasar, dejamos que se aleje, o bien la reconocemos y nos decimos, “es sólo un pensamiento, ó una imagen, ó una preocupación, ó un recuerdo, es una distracción…” y nos volvemos a centrar en la respiración. De esta forma nos damos cuenta de que estas distracciones son actividad mental y no nos identificamos con nuestra actividad mental. Podemos centrarnos también en un sonido, manteniendo los ojos cerrados, o enfocarlos en una vela, o una imagen centrando nuestra atención en ello cuidando de volver a centrarla cada vez que nos distraemos.

Para ver resultados, es necesario una práctica de entre 10 y 20 minutos diarios, como una forma de higiene mental. Al principio como cualquier rutina que intentemos establecer, cuesta un poco, pero los resultados se pueden sentir ya en un par de semanas y si perseveramos con un poco de voluntad podremos retomar el control de nuestra mente y mejorar nuestra experiencia de vida.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Reforzar la voluntad

Muchas veces me encuentro en la consulta con la siguiente pregunta : ¿y cómo hago para mantener la voluntad?

Es frecuente que ante el aprendizaje de alguna técnica para reconducir un hábito molesto o incluso destructivo una persona empiece con ganas de resolver el problema y siga las indicaciones que se le dan al principio, pero al cabo de unos días o semanas, cuando se pueden ya notar algunos cambios positivos, se olvidan de seguir practicando y naturalmente vuelven a recaer.

La voluntad es una capacidad maravillosa de la que disponemos los humanos, implica intención y conciencia de la necesidad o deseo de alcanzar alguna meta, pero sobre todo está relacionada con nuestro libre albedrío o sea el poder de elegir.

Tal vez uno de los puntos más importante de esto es el aspecto consciente ya que se refiere a la necesidad de atención. Cuando prestamos atención a algo podemos ver la situación en su conjunto. Veamos ahora algunas estrategias útiles para incrementar nuestra fuerza de voluntad:

A la hora de cambiar un hábito, podemos empezar por pequeños cambios sostenidos que vamos poco a poco incrementando y acumulando hasta conseguir crear el nuevo hábito deseado.

Existe un truco curioso, para ejercer autocontrol : consiste en tensar los bíceps y los músculos de la mano durante un minuto cuando surge el impulso, de esta forma podremos evitar caer en la tentación, esto se basa en la teoría de que la mente y el cuerpo están estrechamente ligados de forma que simplemente contrayendo los músculos podemos activar la fuerza de voluntad.

Hacer una buena acción, algunas investigaciones procedentes de Harvard han demostrado que el hecho de ayudar a otros puede reforzar la voluntad y la resistencia física. El realizar alguna labor de voluntariado o también, una buena manera de resistirse a tomar un dulce a media mañana podría ser la de donar su importe para una buena causa.

La distracción suele ser también una buena estrategia como el cambio de pensamiento, que se usa mucho en psicología, consiste en centrarse de forma consciente en otra cosa cuando surge el impulso o deseo que queremos modificar, aquí no se trata de reprimirlo, sino de desviarlo o canalizar esa energía hacia otro pensamiento agradable y positivo.

Cuando se da la necesidad de realizar varios cambios, no conviene abordarlos todos de una vez, es mejor ir modificándolos de uno en uno para evitar un exceso de autocontrol que nos llevaría a un colapso y a una pronta recaída.

Finalmente no debemos olvidar que es nuestro cerebro el que rige la voluntad y el autocontrol y este necesita para poder funcionar adecuadamente dos elementos esenciales: el oxígeno y la glucosa, de modo que no debemos olvidar respirar y comer bien, me refiero a comer sano y preferentemente hacer cinco comidas diarias.