viernes, 28 de septiembre de 2012

La Caja de Pandora


De regreso de unas cortas vacaciones por tierras griegas donde he tenido la ocasión de ver las ruinas de lo que fue la cuna de nuestra civilización y volver  a empaparme de historia, mitos y leyendas que tanto tienen aún que enseñarnos sobre el funcionamiento de la psique humana a través de sus arquetipos*, me ha parecido  muy oportuno, en estos momentos, recordar aquí  el mito de la caja de Pandora.

*Según Carl G. Jung, modelos o símbolos de naturaleza universal que se relacionan con las experiencias comunes a todos los seres humanos en todas las culturas como  la figura padre, madre,  el amor, la infancia, la vejez, a muerte, etc…

Espero que lo disfruten, hagan sus comparaciones y saquen sus conclusiones…

Prometeo robó el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos y ayudarles a salir de la ignorancia y la oscuridad. Lo cual hizo enfadar a Zeus el dios del Olimpo que empezó a temer que los hombres se hicieran muy poderosos y le quitaran el trono. Por ello después de castigar duramente a Prometeo ideó un plan para protegerse de ellos y asegurar su posición.

Zeus pidió a Hefesto que modelara una mujer de arcilla. Atenea le infundió el soplo de la vida y le enseño artes femeninas, Hermes, el mensajero de los dioses le enseño la astucia y el engaño y Afrodita la diosa del amor le mostró cómo conseguir que todos los hombres la desearan. Otras diosas la vistieron, la adornaron con flores y la llevaron  ante Zeus.

El le entregó un cofre finamente labrado y le dijo : es tuyo, llévalo siempre contigo, pero no lo abras por nada del mundo. No me preguntes la razón y se feliz, pues los dioses  te han dado todo lo que las mujeres desean.

Pandora, que así se llamaba la mujer, sonrió. Pensaba que el cofre estaba lleno de piedras preciosas.
- Ahora vamos a encontrarte un marido que te ame, Epimeteo es el hombre adecuado le dijo Zeus. El te hará feliz.
Epimeteo era hermano de Prometeo, pero le faltaba toda la prudencia de su hermano. Prometeo le había advertido a su hermano que no aceptara ningún regalo de Zeus, pero él, halagado y quizás temeroso de rechazarle, aceptó a Pandora como esposa. Hermes acompañó a la mujer a la casa del flamante marido en el mundo de los hombres.
-Bueno, Epimeteo -le dijo este- no olvides que Pandora tiene una caja que no debe abrir bajo ningún concepto.
Epimeteo tomó la caja y la guardó en sitio seguro. Al principio, Pandora fue feliz viviendo con él y se olvidó de la caja, pero más tarde empezó a sentir curiosidad.
Una noche, mientras Epimeteo dormía, abrió el cofre y rápidos como el viento, salieron todos los males que desde entonces nos afligen: el cansancio, la pobreza, la vejez, la enfermedad, los celos, el vicio, las pasiones, la suspicacia… Desesperada, Pandora intentó cerrar el cofre, pero ya era demasiado tarde. La venganza de Zeus se había realizado: la raza humana ya no podía ser tan noble como había querido Prometeo. La vida sería una lucha constante contra dificultades de todo tipo. Quedaban pocas probabilidades de que el hombre pudiera aspirar al trono de Zeus.
Pero el triunfo del dios de los dioses no era completo. Algo había quedado en el fondo del cofre y Pandora consiguió encerrarla. Era la esperanza. Con ella el género humano había encontrado la manera de sobrevivir en este mundo hostil. La esperanza daba un motivo para seguir viviendo.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Cambiar el destino

Durante una batalla trascendental, un general japonés decidió atacar. Aunque su ejército era superado en número considerablemente, estaba seguro que ganarían, pero sus hombres estaban llenos de dudas. En el camino a la batalla, pararon en un santuario religioso. Después de rezar con los hombres, el general sacó una moneda y dijo, “Ahora lanzaré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz, perderemos. El destino ahora se revelará”.

Lanzó la moneda al aire y todos la miraron atentamente mientras caía. Fue cara. Los soldados estuvieron tan rebosantes de alegría y llenos de confianza que atacaron vigorosamente al enemigo y salieron victoriosos. Después de la batalla, un teniente le comentó al general, “Nadie puede cambiar el destino”. “Absolutamente correcto”, contestó el general mientras mostraba al teniente la moneda, la cual tenía caras en ambos lados.

Y tu? ¿qué  puedes hacer para cambiar tu destino?







viernes, 14 de septiembre de 2012

Cierra los oídos

Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro. Caminaban al lado del jumento cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rió de ellos gritando:

- ¡Mirad qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando. Por lo menos el viejo podría subirse a él. Entonces el anciano se subió al burro y ambos siguieron la marcha. Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver al viejo sobre el burro y dijeron:

- Parece mentira. El viejo cómodamente sentado en el burro y el pobre niño caminando. Viejo y niño intercambiaron sus puestos. Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:

- ¡Esto sí que es intolerable! El muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro. Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:

- ¡Es vergonzoso lo que hacéis! Vais a reventar al pobre animal. El viejo y el niño tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos diciéndoles:

- Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas. De repente el burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte. El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho:

- Querido mío, si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. Que lo que los demás dicen te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón.


viernes, 7 de septiembre de 2012

Volver a crearnos

 Por muchas vueltas que le demos, hay veces que no  logramos poner orden en nuestros asuntos, seguimos tensos, agotados y  nuestra creatividad parece estancarse, tal vez  el problema está  en que  solo hemos hecho más de lo mismo. Todos sabemos que para obtener un resultado diferente debemos hacer algo distinto, algo que rompa con la inercia de nuestra forma de actuar en nuestras actividades diarias,  si no estamos satisfechos con el resultado que estamos  obteniendo.


El confiar  en el ingenio espontáneo agudizado por la necesidad, no está mal, pero  suele ser una solución a corto plazo, la mayor parte de las veces  no nos queda más remedio que plantear decisiones algo más drásticas y comprobar su eficacia.

Para establecer una línea de acción debemos reconocer nuestra necesidad de ser  organizados, tanto en nuestra vida como en nuestro trabajo, por supuesto que hay muchas  cosas y situaciones que se surgen que debemos atender sobre la marcha, por ello, si  logramos organizar aunque sea mínimamente lo habitual o  llamémoslo “lo esperado”, mejor podremos atender  lo inesperado.

Veamos algunos puntos  importantes:
Para todos el tiempo es limitado, cada día disponemos sólo de 24 y las tenemos que repartir entre el trabajo, el ocio, el compartir con los demás y el descanso. Podemos pensar en la forma de ganar algo de tiempo, ¿Cómo? Reduciendo nuestros compromisos, sobretodo aquellos que aceptamos por el qué dirán… y aceptar aquellos que son realmente necesarios; reducir las actividades poco útiles como ver algunos programas en la tele que nada nos enseñan o aportan, ser conscientes y coherentes con lo que hacemos en todo momento, dar prioridad a las actividades que nos llenan, que refuerzan nuestro bienestar mental y físico.

También el dinero es limitado para los que trabajamos para vivir. No me gusta mucho la expresión “ganarse la vida”, la vida nos fue dada por nuestros padres y nosotros tenemos que mantenerla de la mejor forma posible entre otros con el dinero que es el resultado de nuestro trabajo, pero ¿somos siempre conscientes de en qué gastamos nuestro dinero? No estaría de más acostumbrarse a  tener a mano un presupuesto mensual para controlar el gasto y así no endeudarnos, ni pasar penurias, sobretodo en tiempos de crisis.

Finalmente, ¿cual es el propósito, la finalidad de nuestra vida, lo que queremos y lo que no queremos hacer con ella, hacia donde queremos ir ?. ¿Nos preguntamos el porqué de todas nuestras actividades de la mañana a la noche?. En esta segunda década del siglo XXI, para muchos vivir no resulta nada fácil, la calidad de vida se ha empobrecido, sin embargo, ahora más que nunca debemos hacer el esfuerzo de motivarnos de  dar un sentido a esa vida, por y para nosotros mismos que estamos envejeciendo y por las generaciones que nos siguen. Ahora más que nunca es necesario indagar en los más profundo y sagrado de nosotros mismo para encontrar qué es lo que nos mueve y procurar vivir, mas sencillamente tal vez, pero mejor.

Para ello deberemos recurrir sobretodo al sentido común -lo cual no abunda- modificar algunos pensamientos y costumbres y actuar con resolución y perseverancia en la dirección que cada un@ considere más oportuna para sí mism@ buscando y encontrando ventajas entre las dificultades.