viernes, 25 de abril de 2014

Naturaleza y arte en la ciudad



El pasado sábado, a contracorriente de la tónica del fin de semana pascual, madrugamos. El motivo : un encargo de sacar fotografías del Parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife, para ilustrar una actividad de voluntariado intergeneracional que tendrá lugar dentro de unos días en un Centro de Mayores de la ciudad.


Tal como esperábamos, aparte de los vendedores de los quioscos, los jardineros y algún que otro paseante de perros, pudimos caminar y fotografiar tranquilamente los lugares emblemáticos del frondoso Parque. Después de pasar por el tamarindo que plantado justo en medio del trayecto de uno de los paseos, cual  Arbol Guardían de los espíritus del Parque, llegamos  al reloj de flores, cuyas manecillas que desaparecieron por la acción de unos vándalos de ciudad se van a reponer en unos días, según nos dijeron… luego llegamos a la fuente de la madona, esa mujer de formas generosas y con aspecto muy cansado, cual una Diosa Madre desalentada por la nefasta actitud de los seres humanos hacia su hogar común, la tierra. Seguimos con la fuente de los cisnes negros, que hace tiempo desaparecieron y donde se puede ver  muy cerca una  interesante escultura dedicada a Antonio Millares realizada por el francés Claude Viseux en 1977, pasamos bajo la Pérgola de las Cuatro Estaciones, también vimos varios bustos de personajes ilustres de la ciudad que fomentaron la creación del parque y una enorme cabeza de bebé, “Carmen dormida”, una de las últimas incorporaciones, obra de Antonio López en homenaje a su nieta y varias obras más de otros artistas.

Seguimos disfrutando del paseo matutino entre los magníficos  ejemplares de flora local y foránea, recorriendo los caminos del parque buscando una obra de Oscar Domínguez que nos había recomendado ver una amiga* conocedora de la historia del parque. Después de recorrer los senderos del mismo y preguntado  a varias personas que nos manifestaron su  sorpresa  al oír hablar de que una obra del insigne artista se encontraba allí, finalmente tuvimos que recurrir a una búsqueda en Internet por el móvil y descubrimos que efectivamente  se trataba del “Monumento al gato” realizada en 1973 por Oscar Domínguez y que se incorporó al parque en 2010. Olvidando el cansancio y la frustración, retomamos nuestra búsqueda entrando esta vez en una vereda poco transitada que no vimos anteriormente y allí estaba, mirándonos con sus ojos verdes, las orejas tiesas y los bigotes de bronce, un espléndido y original gato de piedra!

Es curioso como a veces tenemos cerca auténticas joyas que ya sea por desconocimiento, por falta de atención o de curiosidad nos pasan desapercibidas. Es un buen ejercicio al caminar por la ciudad, preguntar, observar, buscar y encontrar algunas agradables sorpresas como esta que les acabo de  describir.




 * Loly González Pérez  ha publicado recientemente el libro “El sentir de mi sendero”  que describe de forma amena y documentada la historia del Parque García Sanabria.


Más fotografías de este paseo por el Parque García Sanabria en mi galería de Flickr.

viernes, 18 de abril de 2014

Parabola de la vida


Un autobús lleno de turistas atraviesa una región muy bonita llena de lagos, montañas, ríos y praderas.

Pero las cortinas del autobús están cerradas, y los turistas, que no tienen la menor idea de lo que hay al otro lado de las ventanillas, se pasan el viaje discutiendo sobre quién debe ocupar el mejor asiento del autobús, a quién hay que aplaudir, quién es más digno de consideración …
Y así siguen hasta el final del viaje.

Maestro: ¡el viaje es el destino! … si no vives en el ahora perderás gran parte de tu vida
Fuente: Anthony de Mello


viernes, 11 de abril de 2014

Metodo para centrarse


Todos tenemos  a veces uno de esos días en los que  se nos escapa el tiempo,  dispersándonos en varias actividades  que nos distraen de alguna tarea importante que debemos realizar en un determinado momento, sin conseguir  centrarnos en ello.

Hay que reconocer que con las nuevas tecnologías  son muchos los estímulos distractores que tenemos  actualmente y que hacen que se nos  pase el tiempo volando y el trabajo sin hacer, estamos en la nube sin poder centrarnos, lo cual resulta muy frustrante.

¿Cómo podemos volver a centrarnos?
En primer lugar hay que cortar los estímulos que nos distraen durante unas horas, Si nuestro trabajo es de oficina, desconectarnos de Internet así no tendremos la tentación de mirar  cada mensaje o cada notificación entrante, apagar el teléfono, y sentarnos a pensar  en el trabajo lo que tenemos que hacer.

Si tenemos varias cosas pendientes, establecer  prioridades,  asignando un número a cada cosa por orden de urgencia, de mayor a menor. Una vez tengamos nuestra lista hecha, tomamos punto por punto preparamos el material necesario y nos ponemos manos a la obra sin concesiones a ninguna distracción. Si sentimos la tentación de ellos cerramos los ojos y respiramos profundamente dos, tres veces o las que necesitemos hasta relajarnos de nuevo y volvemos a la tarea hasta que la terminamos. En este punto nos podemos premiar con un descanso de unos 5 minutos para caminar, tomar un te o un refresco y volvemos con la siguiente y así sucesivamente hasta terminar todo  el trabajo previsto para el día.

Respiramos profundamente y cuando todo este terminado, podemos volver a distraernos con lo que más nos guste.


viernes, 4 de abril de 2014

Se el ejemplo

















Se explica la anécdota de que una madre llevó a su hijo de seis años a casa de Mahatma Gandhi.
Ella le suplicó:
- Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar.
- Es diabético y arriesga su vida haciéndolo.
- A mí ya no me hace caso y sufro por él.
Gandhi reflexionó y dijo:
- Lo siento señora.
- Ahora no puedo hacerlo.
- Traiga a su hijo dentro de quince días.
Sorprendido la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. Quince días después, volvió con su hijo. Ghandi miró al muchacho a los ojos creando una gran conexión y le dijo:
- Chico, deje de comer azúcar.
Agradecida, pero extrañada, la madre preguntó:
- ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después?
- Podía haberle dicho lo mismo la primera vez que vino.
Gandhi respondió:
- Hace quince días, yo comía azúcar.

Fuente: cuento del libro “Aplícate el cuento”, relatos de ecología emocional de Jaume Soler y Mercè Conangla