viernes, 22 de mayo de 2015

Cambiando de actitud

 -Durante el periodo de un año, paga una moneda al que te ofenda – le dijo el abad a un joven que quería seguir el camino espiritual.
A lo largo de los doce meses siguientes, el muchacho pagaba una moneda siempre que alguien lo ofendía. Cuando el año terminó, regresó junto al abad para preguntarle cuál debería ser el próximo paso.
-Ve a la ciudad a comprarme comida.
Nada más salir el muchacho, el abad se disfrazó de mendigo y se situó en la puerta de la ciudad. Cuando el muchacho se aproximó, empezó a insultarlo.
-¡Qué bien! – comentó el joven -. Durante todo un año tuve que pagar, ¡y ahora me pueden ofender gratis, sin gastar nada!
Al oír esto, el abad se quitó el disfraz.
-El que no se toma los insultos en serio, está en el camino de la sabiduría.

Según Paolo Coelho.



viernes, 8 de mayo de 2015

Cuando los demás nos producen frustración


Puede que haya una manera de aprender a dejar de querer que los demás no sean tal como son, aunque nos parezca que no resulta fácil.

Me explico: Todos en algún momento nos sentimos frustrados por la forma de ser o actuar de otros. Queremos que nuestros hijos hagan ciertas cosas de una determinada manera, que nuestra pareja sea más o menos de tal forma, que nuestros amigos cambien algunas costumbres, que nuestros familiares adopten hábitos  más saludables, que los demás sean menos bordes, etc…

¿Qué podemos hacer al respecto? Realmente no podemos hacer nada. Está fuera de nuestro control. No se puede cambiar a los demás, ni que hagan lo que nosotros queremos que hagan. La alternativa si bien puede resultar difícilmente aceptable para muchos consiste en dejar que los demás sean y vivan como quieran, aunque nos moleste.

Para ello aquí tenemos algunas cualidades que podemos ir cultivando:

  • Recordar que no podemos controlar a los demás.
  • Recordar que los demás tienen derecho de vivir sus vidas a su antojo
  • Ver siempre lo bueno que hay en los demás
  • Soltar la idea de que nos produce frustración
  • Darnos cuenta de cuando los demás se están poniendo molestos es porque están enfrentándose a dificultades así que procuremos empatizar con ellos, poniéndonos en su lugar.
  • Recordar los momentos malos por los que hemos pasado nosotros mismos, períodos de cambios difíciles que nos han  producido malestar.
  • Hacer lo que podamos para ayudarles, prestarles atención para que se sientan escuchados y aceptados.

A veces por muchos y variados motivos hacer esto nos cuesta mucho, pero cuando empezamos a hacerlo, nos ayuda a sentir menos frustración, a sentirnos más abiertos, ello mejora nuestras relaciones y ayuda a que los demás se sientan también mejor.
Deseo y espero que podamos hacerlo.

Inspirado por Leo Babauta